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1000 Obras de Arte de la Humanidad. Gustave Courbet

1000 Obras de arte de la Humanidad

Un Entierro en Ornans. Courbet

Los años 1850

A mediados del siglo XIX, el mundo occidental se desarrollaba rápidamente. Una nueva generación de artistas buscaban una nueva forma de expresar el mundo moderno donde habitaban.

Durante 1852, se manifiesta la Revolución Industrial, los impulsos románticos se quedan obsoletos delante del rápido desarrollo de las técnicas de producción y el seguimiento de una nueva sociedad. Los burgueses se presentan como una clase dominante y se establece la doctrina socialista de la época. En este contexto social, los artistas no están necesariamente junto a la clase trabajadora y su lucha, pero Courbet aun participando en la Comuna, no está en contra de la burguesa que rechaza las nuevas formas de arte. Aparece en esta época la imagen del “artista maldito”.

Particularmente en Francia en el año 1848 después de la Revolución, un grupo de jóvenes artistas aspiraban a pintar el mundo directamente como lo veían, incorporando elementos con técnicas progresistas y falta de equidad además retratando el cuerpo con una nueva franqueza. El término Realismo fue acuñado por el novelista francés Champfleury (1821-1877), utilizado para describir el trabajo de su amigo Gustave Courbet (1819-1877). Fueron luego entonces influenciados, estos artistas por el realismo de los artistas del sigloXVIII, sus pinturas al aire libre, sus paisajes, luego entonces tanto holandeses como ingleses se incorporan a este movimiento, además también utilizando la invención de las nuevas técnicas de la fotografía y la trasnportabilidad de las pinturas al óleo. Los Realistas reaccionaron en contra de los excesos percibidos y la auto indulgencia del Neo-clasicismo y Romanticismo, aunado también al arte artificial de la Academia (favorecida por la Academia de las Artes Europea). Ellos expresaban sus diferentes puntos de vistas a través del arte, buscando fehacientemente la verdad, evitando determinantemente los estilismos y convencionalismos en el arte, y también alejando la temática de riqueza, la apartaron, en un lado, como lo había estado patentando el arte tradicional, pero, si en cambio mostraban una clase ordinaria, corriente, pintando la vida al aire libre, como realmente la veían, esas imágenes reales sin ilusiones ni artificios.

Un Entierro en Ornans, presentado frente al Salón en el año 1855, desencadena la crítica que reprocha a Courbet (1819-1877), pintor casi autodidacta, el haber otorgado a una simple anécdota de la vida cotidiana la importancia de una escena histórica por medio de una formara desmesurado en relación con la inanidad del tema.

En la Comarca Frances específicamente en la campiña, un grupo de personas se arremolinaban para atender el funeral de un desconocido. Esta obra presentada en el Salon Paris en 1850, Un Entierro en Ornans de Gustave Courbet. Levanto en aquel entonces un sin fin de controversias. Esta pintura la cual socializaba una imagen común y corriente, fue la determinante para nombrar a Courbet el “líder del Realismo”.

Es un conjunto de 46 personas, todas de oriundas de Ornans, hasta un perro perdiguero, no se quiere perder el acontecimiento. Todos los elementos son realizados a tamaño natural, representando con enorme dosis de veracidad, definido como un arte científico, naturalista, anticlásico, antirrómanico, antiacadémico, progresista y social, cuya única fuente deriva ser la observación del natural. Se observa un grupo compacto y se recortan sobre las planas montañas de la localidad, se representan en diversas actitudes y posturas.

Se observa la colocación del féretro en l parte inferior del cuadro.

En este cuadro se tocan temas de la muerte y la religión mediante el entierro: un rito funerario ocupa un lugar fundamental en le dolor de una población. Más allá del estos temas el cuadro esta cargado de símbolos.

En los Evangelios se dice que “durante la agonía de Cristo” la tierra rembló, Courbet ha representad un cráneo en la pintura en la parte derecha de la fosa. Esta misma calavera, huesos en cruz y las lágrimas en la en la tela mortuoria que cubre el sarcofago, significa “renacer a una nueva vida”. De hecho, esyte es el mundo de la francmasonería y Courbet hace una clara alusión a la tradición masónica sorda y secreta de Ornans.

Además, el realismo de es insoportable para los ojos de algunos. Es feo porque es real, porque es verdad: este paisaje de Ornans en la región del de la Comarca Francesa, patria del pintor y también por todos estos habitantes del pueblo, que quisieron posar para el cuadro de Courbet, bautizado por sus detractores “el apóstol de la fealdad”. ¡Incluso el cura es feo!

Descripción:

El soporte es una tela que mide 324 de ancho por 653 de largo, técnica al óleo.

Es una composición abierta. Viene determinada por las figuras representadas en tamaño natural de pie, dispuestas horizontalmente, a modo de friso, imitando los sarcófagos de la antigüedad romano. El paisaje es autentico de Ornans. Los personajes están dispuesto sin ningún tipo de jerarquía, pero las mujers se mantiene separadas de los hombres a la derecha. La perspectiva viene a darse con el claroscuro. Los límites del horizonte está por encima de los asistentes al entierro, 17/ partes del cuadro. NO hay una simetría clara. La luz es barroca. Busca la atención y contraste en la ceremonia, es decir, el ataúd y los religiosos. La luz no se utiliza para acentuar el dramatismo de los personajes sino para dar corporeidad y volumen a los cuerpos. En el cuadro domina una luz crepuscular que acentúa la soledad del paisaje.

Se observa un Courbet que reacciona contra el romanticismo y el idealismo de la época.

Un Manifesto Revolucionario

Para el artista, El Entierro en Ornans, fue una declaración de guerra, o en las mismas palabras de Courbet, “un mensaje de principio”. Él solo quería mostrar la brutalidad de la verdad en la provincia de Francia y la destitución de la población rural. Para denunciar a los artistas participantes del Salón, cuyos retratos idealizados e hipócritas buscaban tranquilizar al público al lado de las cuestiones sociales.

Al final del verano 1849, Courbet empieza su primer cuadro monumental. Quiere que sea su “exposición de principio” y muestra su ambición titulando la obra desde un principio así: Cuadro de figuras humanas, histórico de un entierro en Ornans. Se inspira de los retratos colectivos de guardias cívicos holandeses del siglo XVII, mientras que la suntuosidad de los negros recuerdos del arte español. Las variaciones de los valores, en los verdes oscuros y los grises mates, apoyan una determinada austeridad de los tonos, la factura espesa y robusta proporcionada densidad y gravedad a los seres y a los elementos naturales. El rigor de la composición es friso, la amplitud del agujero al borde del que se encuentran osamentas, convida a una meditación sobre la condición humana.

El tema del cuadro es una composición dominada por el Cristo en la cruz, donde se condena al clero, un alcalde y un juez francmasón, rodeados de hombres y de mujeres de todas las condiciones sociales, lo que domina es la idea de un “acuerdo universal” preocupación constante del siglo XIX y de la generación de 1848 en particular.

Ofendidos algunos críticos, inmediatamente acusaron al artista de retratar vulgaridades y acontecimientos triviales. Así, la pintura fue hondamente criticada por su vulgaridad. ¿Como un retrato podía representar una escena rural, común y corriente en paralelo, con el mismo cargo de importancia, como la Coronación de Napoleón? Realizada por Jacques Louis David. A lo que Courbet respondió, en la búsqueda de la verdad, es imperante imprimir las situaciones como son y que todo artista, digno de lo mismo, debería dedicarse a la misma tarea y función.

En esta segunda mitad del siglo XIX conforme a la tradición académica, los cuadros de gran formato están reservados a temas históricos, bíblicos, mitológicos o alegóricos. Courbet maltrata esta convención pintando un mundo familiar, doméstico en grandes lienzos. Considerando que la historia contemporánea, ya fuese aquella de la gente del pueblo, merecía estos grandes formatos, afirmando que: “El arte histórico es en esencia contemporáneo” , con lo que Courbet expresa su deseo de reformar la pintura histórica, El título original del Entierro, Cuadro histórico de un entierro en Ornans, es emblemático desde este punto de vista.

La pintura marca un cambio con el pasado. Las críticas a la obra fueron mordaces trayendo como resultado que fue negada su exhibición en la Exposición Universal de 1855. Luego entonces, Courbet decidió financiar su propio Pabellón, el cual lo denomino “Realismo”, - un edificio de madera y ladrillo lo acondiciona, ahí, adjunto a la Entrada de la Gran Exposición, en él cual exhibió cuarenta de sus pinturas, incluidas Estudio de un Artista y el Entierro en Ornans. Para su gozo y deleite de la misma, la entrada es pagada y se edita un catálogo de la edición, cuyo prólogo es considerado un manifesto del realismo.

En 1848, Courbet, que hasta la fecha había hecho pocas exposiciones en el Salón, puede por fin presentar unos diez lienzos, donde destaca y entabla una relación de amistad con el crítico Champfleury, beneficiándose de ahora en adelante de su reconocimiento público, confirmado al año siguiente con la compra por el Estado de Una sobremesa en Ornans.

Un cuadro mostrado en el Salón de 1857, Las señoritas a orillas del Sena, (Paris, Petit Palace), permite a Courbet construir un círculo fiel de simpatizantes y defensores. Courbet expone con regularidad en el Salón, los encargos afluyen. Su abundante producción se desarrolla entorno a temáticas diversas: escenas de caza, paisajes, bodegones florales. Pero, agitador por naturaleza, el artista atrae de nuevo el escándalo con El regreso de la conferencia (1863 obra desaparecida, sin duda adquirida por algún contemporáneo indignado, con la intención de destruirla), que muestra a eclesiásticos ebrios y divagando por un camino rural. El lienzo fue rechazado en el Salón de 1863, “por ultraje a la moral religiosa”. ¡Incluso se le prohibirá la entrada en el Salón de los Rechazados!

Su carrera artística fue muy enjuiciada y censurada, alterno su vida social con eventualidades muy comprometidas, con la realización de grandes trabajos en el que escenas de párrocos ebrios, paisajes no muy convencionales, desnudos, y escenas de cazas, por demás incomodas siempre atrajeron su creatividad.

Courbet incomodara siempre de alguna forma u otra a críticos, fieles seguidores suyos y al público en general, trasladando esa realidad que el percibía a extremos de la pura verdad. Aún a pesar de los límites de sus obras, fue comercialmente un éxito y entre los no convencionales de la época gano fama y prestigio.

Courbet embolso poco a poco reconocimiento internacional, por parte de la Legión de Honor, el cual rechazo.

Tras la caída del Segundo Imperio, Courbet es elegido Presidente de la Federación Artistas. Mientras que París sufre el sitio de los ejércitos prusianos y que muchos huyen de la capital, Courbet permanecerá en la ciudad. Dentro de los enteres de Courbet existió siempre u espíritu político, mostrado en 1871, el cual se lanza a las elecciones, sin éxito. En abril de ese mismo año, la comisión ejecutiva de la Comuna de Paris, le encarga reabrir los museos parisinos y organizar el Salón.

Es de repasar los efectos militares durante esta época y la guerra Franco- Prusiana unidos con los acontecimientos de la Comuna, Gustave Courbet, no es guardia nacional, y no participa pues en los combates. Detenido por los versalleses, fue condenado a seis meses de cárcel con un multa de 500 francos, a los que se le añaden 6850 francos de gastos procesales. La sentencia es clemente comparada con las penas de muerte y de deportación que afectan a otros partidarios de la Comuna….pero tan solo es el comienzo de sus problemas judiciales.

La demolición de la Columna de Vendomé, en 1871, erigida por Napoleón I, convertida en símbolo del Primer y Segundo Imperio, había sido votada por la Comuna en ese mismo año, cuarto días antes de la elección de Courbet, la cual Courbet señalo de bélica, anti-revolucionaria y una catástrofe artística, había tenido la imprudencia de lanzar en 1870 una petición en la cual reclamaba al gobierno de la Defensa Nacional que le autorizaran “quitar de en medio” la columna. Courbet fue juzgado por este proceso le hicieron responsable y se le condena a a sonar los gastos de recosntrucción de la columna, que alcanzaban los 323 091 francos.

En estas condiciones Courbet, pierde todas sus posesiones, fueron rematadas; su familia y amigos, vigilados con gran escrutinio. El antiguo copartícipe, se ahogo en el alcohol, un final trágico y triste para el apóstol de la fealdad, pero aún a pesar de ello, logró aun así, la posteridad con sus obras e influenciando determinante a artista como Whistler, Fantin-Latour, Renoir, Manet y muchos más y hasta la actualidad es tema de admiración.

Artista: Gustave Courbet

Nombre: Un Entierro en Ornans

Medidas: 315 x 669 cm

Técnica: oleo sobre lienzo

Provenance: Museé D´Orsay Paris Francia

História: Salón 1850.


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