EL ENIGMA
Nos encontraremos con uno de los personajes más enigmáticos en el mundo del arte confiscado, de entre los años 1933 a 1945. Se presenta una demanda legal con más de 45 páginas en las que se reclama un promedio de 1.280 obras del arte llamado, “arte degenerado” o Entartet Kunst, denominado así, por el antiguo Tercer Reich, en el cual, el proyecto a confiscar este arte, fue orquestado por Adolf Hitler., auspiciado por Joseph Goebbels.
En alemán Entartete Kunst, Arte Degenerado, el pintor encargado de seleccionar las piezas para esta exposición, se llamaba Adolf Ziegler, que además era el artista favorito del líder nazi. A Adolf Ziegler, el Gobierno le asignó un equipo de cinco personas para peinar todos los museos del país dando caza al arte sospechoso de ofender al régimen.
Tras este recorrido el equipo trajo consigo piezas representativas del arte expresionista, cubismo, surrealismo, o arte abstracto.
Con esto quedaba claro que durante este régimen todo el arte moderno iba en contra de sus intereses.
De todas las obras confiscadas, se selecciono seiscientos cincuenta obras, entre los que figuraban pinturas, esculturas y escritos de muy diversos artistas y así con ellas se empalmo una muestra en Munich en julio de 1937, denominada Entartet Kunst, para describir prácticamente todo el arte moderno y prohibirlo en favor de lo que los nazis llamaban arte heroico.
La primera mención del término se debe a Friedrich Schegel, el cual citó en su obra Estudio de la Poesía Griega, refiriéndose no al arte contemporáneo sino al de la antigüedad clásica tardía. Fue más tarde, por el diplomático y escritor francés Joseph Arthur de Gobineia en 1853 en su Essai sur l´inégalité des Races Humaines, que lo vuelve a mencionar, en un sentido peyorativo.
El término sería posteriormente difundido por el crítico cultural judío Max Nordau, que en su obra Entartung (Degeneración, 1892) intentó demostrar que la degeneración del arte se remonta a la degeneración del artista, pues “La degeneración implicaba debilidad y desorden, y pronto se unió a metáforas políticas que empleaban el lenguaje de la enfermedad y la infección para describir la impureza política y racial”
Las tesis de Nordau serían posteriormente retomadas por los nacionalsocialistas y especialmente por Adolf Hitler. En un discurso sobre arte, afirma que estas distorsiones del arte moderno eran síntomas de la degeneración mental de los artistas, o de su ansia por pervertir o mentir a la gran nación.
Detalle a destacar que el Gobierno nazi durante el mismo mes y ciudad, organizó en paralelo otra exhibición denominada, Grosse Deutsche Kunstaustellung ( La Gran Exposición de Arte Alemán), con artistas destacados por el régimen, mientras que la segunda exhibición estuvo en el Instituto Arqueológico Municipal en el parque Hofgarten el 19 de julio de 1937.
Las dos exposiciones en la misma ciudad era la manera nada disimulaba y propagandística del Gobierno de Hitler de enfrentar el arte que admiraban contra él que se consideraba deplorable.
La muestra de Entartet Kunst agilizó una nutrida concurrencia, para conocer cuál era ese llamado Arte Degenerado, de aquella época. La exhibición montaba las obras caóticamente colocadas y acompañadas por etiquetado ridículo, cuyos textos explicaban el precio que las autoridades alemanas anteriores a 1933 habían pagado por ellas, en tanto el pueblo sufría las consecuencias de las ingentes reparaciones de guerra alemanas y de la tremenda crisis de 1929. Además, las obras contenían subtítulos redactados de manera sarcástica, describiendo la obscenidad, locura blasfemia y negritud (Verniggerung) de este arte. La exposición fue diseñada para inflamar a la opinión pública y ponerla en contra del arte moderno aunque, debido al éxito de la misma, viajó luego a otras doce ciudades de Alemania y Austria entre 1937 y 1941, se cree que tuvo alrededor de tres millones de visitantes.
Los artistas exhibidos fueron como por ejemplo, un Otto Dix, Wassily Kandinsky, Max Beckmann, Paul Klee, Max Ernst, Edvard Munch, Ernst Ludwig Kirchner, Oskar Kokoschka, entro otros.
En la Alemania de los años treinta nadie había oido hablar aún del Efecto Streisand, este efecto se resumen , como un fenómeno de Internet en el que un intento de censura o encubrimiento de cierta información fracasa o es contraproducente, ya que ésta acaba siendo ampliamente divulgada. De modo que recibe mayor visibilidad de la que habría tenido si no hubiese pretendido acallar.
Este término debe su nombre por un incidente ocurrido en al año 2003 con la actriz estadounidense Barbara Streisand, que denunció al fotógrafo Kenneth Adelman y la página de fotografías pictopia.com por 50.000.000 de dólares; exigiendo que se retirase una foto aérea de su casa de una publicidad que contenía imágenes de la costa de California, alegando su derecho a la privacidad. El periódico San Jose Mercury News advirtió poco después que aquella imagen se había hecho viral y muy popular en Internet. Así que, con su intento de censura, Barbara Streisand solo consiguió que una información en un primer momento intrascendente acabase obteniendo una gran repercusión mediática. Existen otros casos muy sonados con este mismo Efecto Streisand, como fue el caso con La Revista Charlie Hebbo, o el sonado escándalo con Wikileaks, etc.
Esta retórica advierte que La gran Exposición de Arte Alemán o la Grosse Deutsch Kunstaustellung, fue en un principio efectivo para el mundo del arte nazi, debido a que los artistas exhibidos gozaban de beneplácito del Régimen nazi, pero a vista del Mundo del Arte Actual, hoy en día muchos de ellos no son mencionados, y mucho menos aún ya reconocidos. Éstos promovían obras y esculturas que estaban más cerca del convencionalismo tradicional y que exaltaban los valores de sangre y tierra, pureza racial, belleza, militarismo y obediencia.
En cambio, las visitas a la exhibición de la Entartet Kunst arrojó resultados totalmente opuestos, a los esperados como lo he subrayado. Muchos de aquellos artistas, que fueron prohibidos y censurados, eran poco conocidos, (internacionalmente como en New York o London si que lo eran) a partir de este Efecto actualmente gozan de espectaculares reconocimiento y prestigio, además muchos de ellos formaron parte del famoso Die Brücke.
Ahora bien, regresando a nuestro enigmático personaje, me refiero a Cornelius Gurlitt.
Él, en su diminuto y miserable departamento de tan solo 100 metros cuadrados, en el barrio muniqués de Schwabing, atesoraba, nada más ni nada menos que 1.280 obras de Arte Degenerado , es decir, de maestros modernistas y expresionistas, como Matisse, Max Ernst, Marc Chagall, Otto Dix, entre otros.
Gurlitt, un personaje peculiar, el cual, no poseía nada, es decir, ninguna identificación oficial, ningún número fiscal, ninguna seguridad social, trabajo alguno, solamente una que otra vez se dedico como restaurador de arte.
Pero finalmente no hacía absolutamente nada, más que observar a todos y cada uno de sus hijos, cómo así los nombraba.
Gurlitt poseía una colección de obras de arte valoradas hoy por hoy, en un promedio de mas de 1.000 millones de euros.
Su vida, constaba de una monotonía absoluta, de la cual solía salir de ella, cuando organizaba alguno que otro viaje esporádico a Salzburg (Austria), en donde tenía una segunda casa.
Para poder subsistir, de cuando en cuando vendía una obra, directamente a algún marchante, galerista o conocido, que generalmente era pagaba en efectivo, así sustentaba sus dos casas y pagaba de vez en vez algún médico, cuando lo requería.
Todo este misterio comenzó cuando su padre, Hildebrand Gurlitt, historiador de arte, director de museos, y marchante, tuvo la oportunidad de comenzar a coleccionar obras, que no eran deseadas por el Régimen nazi, es decir, arte expresionista alemán, surrealismo, cubismo.
¿Cómo emprendió este proyecto?
Adolf Hitler, tenía otros gustos como ya lo he mencionado en líneas anteriores, en cuanto a arte convenía, era clasicista, kitsch e imperialista romano con dominación de carácter para abastecer su tendencia.
Hildebrand Gurlitt tuvo problemas con el régimen nazi, en sus inicios, ya que fue considerado demasiado amigo de los sefardita; pero años más tarde Hitler le encargó la venta y compra de obras, para financiar al régimen nacionalsocialista.
Sobrevivir o morir.
Hildebrand Gurlitt por sus diversos cargos poseía estrechas e importantes conexiones en el mundo del arte, vendía, compraba, mercaba con todo tipo de obras, pero además tenía que sobrevivir.… Comprendiendo a grandes rasgos la situación política, social y económica del momento, el Sr. Grulitt acoplo su vida y alrededores para subsistir. Fue algo muy común entre los sionistas esa complicada época les empujo a reinventarse, como lo cita en su libro Eichmann y el Holocausto la filosofa Hannah Arendt: Es curioso advertir la peculiar pasión con que los nazis se entregaban a formar museos para perpetuar la memoria de sus enemigos. Durante la guerra, diversos servicios compitieron desafortunadamente por alcanzar el honor de formar museos y bibliotecas antijudía. Gracias a esta curiosa manía se han podido salvar muchos tesoros de la cultura judía europea.
Ya posesionado en el mundo nacionalsocialista, el marchante Gurlitt padre fue anexado como parte del equipo museístico para ordenar la retirada y sustitución de arte degenerado, de los museos alemanes, tenía carta abierta por parte del régimen nazi para tratar con el Entartet Kunst, alrededor del año 1937, exponiendo luego obras del beneplácito del Tercer Reich.
Gurlitt padre acabó lucrándose gracias al saqueo sistemático a los semitas, pese a que él mismo tenía ancestros sionistas. El atesoro este botín, poco a poco, creando una red de mentiras para proteger todo este cumulo de excelente obras, diciendo que todas ellas fueron quemadas, saqueadas o perdidas, en su ciudad natal de Dresde y alrededores.
De aquí, con esta farsa, su hijo, ya fallecido Gurlitt padre, secunda la parafernalia también.
Finalmente…. ¿Qué cómo las autoridades se informaron de esta botín?
Fue durante la última fase de la vida de Cornelius Gurlitt, aquella en la que se hizo famoso muy a su pesar, comenzó en septiembre del 2010, a bordo de un tren de Munich a Zurich.
El descubrimiento por parte de la policía de que viajaba con una gran cantidad de dinero en efectivo un hombre de avanzada edad, dio inicio a una investigación fiscal.
La sorpresa mayúscula llegó a principios del 2012, cuando en un registro de su departamento hallaron esta fabulosa colección.
La polémica remitió cuando el anciano llegó a un acuerdo con el Gobierno Federal de Alemania y del Land de Baviera para devolver las obras cuestionadas en aquel momento, como un botín ilegitimo atesorado por parte de Cornelius Gurlitt.
Tema un tanto discutido y llevado a la reflexión profunda, ya que él heredó todo aquello de su padre.
Entablados conflicto de intereses, en donde, los cuales, se presentan solo algunos expoliados, ¿pero y el resto?
Pese a la condena generalizada a la que se enfrentó al final de su vida, ya que por más de 50 años, velo esta obra, consideraba que lo único que había hecho era preservar aquello que más quería, el legado que había recibido de su padre.
Finalmente, Cornelius Gurlitt, en su lecho de muerte, después de haber vivido una caza de brujas injusta por parte de la prensa nacional e internacional , de críticos de arte, y repudio social por parte del Mundo del Arte, calificando le de ladrón, timador, estafador, deja como heredero universal de su colección al Museo de Arte de Berna, pero desde aquel trágico, septiembre del 2010, nunca volvió a ver más a su Familia.
Nely L. Friedrich
24 octubre 2021
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