Francisco de Goya: Pinturas Negras. El Perro
Pinturas Negras, es el nombre que recibe una serie de catorce obras murales de Francisco de Goya, pintadas con la técnica de óleo, sobre paredes recubiertas de yeso. Las creó en los muros de su casa, llamada Quinta del Sordo,
Que había adquirido en febrero de 1819. Estos murales fueron trasladados a lienzos a partir de 1874 y actualmente se encuentran en el Museo del Prado de Madrid.
La serie, a cuyos óleos Goya no puso título, fue catalogada en 1828 por el amigo de Goya Antonio de Brugada.
La casa de Goya, junto con las pinturas murales, pasaron a ser propiedad de su nieto Mariano Goya en 1823, año en que Goya se la cede, al parecer para preservar la propiedad de posibles represalias tras la restauración de la monarquía absoluta y la represión de liberales fernandina.
Durante 50 años la existencia de las Pinturas Negras fue escasamente conocida. A partir de 1874, y en un lento proceso, fueron trasladadas de revoco a lienzo.
La enfermedad de Goya , independientemente, de su origen se encuadran en estudios analizados por sus cartas entre amigos, supuso que Goya se planteara qué hacer con su vida. Debido a que desde muy temprana edad su salud se vio mermada por variados accidentes.
En el siglo XVIII, la sordera aislaba al que la padecía.
Aunque Goya podía leer en los labios y acabó aprendiendo el lenguaje por signos, tuvo que abandonar la enseñanza en la Real Academia de Bellas Artes. También era un riesgo ser sordo en una corte donde generaba envidias el talento. Goya desarrolló ciertos pensamientos no paranoicos como pintor pero sí obsesivos ante el miedo a perder su papel como pintor de cámara agravado por la imposibilidad de oír las habladurías.
La gran destreza que Goya adquiere como retratista probablemente también tenga parte de su origen en la sordera. El sordo es más consciente de la expresión corporal, los gestos y el movimiento.
Así lo demuestra en uno de sus murales de los Pinturas Negras: El perro.
Francisco de Goya es un cronista de su época como cualquier buen artista, plasmando vivencias, encuentros, vida cotidiana, realeza y plebeyos, así como también atrocidades de su momento.
Su obra como buen artista, evoluciona y tiene diversas etapas, ya al final de sus días, cristaliza el mal en sí mismo, como parte de la humanidad.
Goya nos muestra que la violencia, la locura, el caos y la guerra forman parte del orden de las cosas. En ésta última etapa, en la cual su estado en crítico y ya para entonces muy debilitado.
Unos mese después de pintar las Pinturas Negras abandona Madrid. El 2 de mayo de 1824 pide permiso para ir a tomar las aguas termales de Plombieres, en el sur de Francia, que nunca visitó. Se quedo a vivir en Burdeos. En 1825, le diagnostican una afección de la vejiga y le descubrieron una tumoración ósea de gran tamaño en una pierna. Aún así, viaja a Madrid y consigue reconciliarse con fernando VII, que le concede una pensión de cincuenta mil reales al año y el permiso de seguir viviendo en Francia. El 2 de abril de 1828, sufrió un accidente cerebrovascular con hemiplejía derecha y afasia, permaneciendo en coma dos semanas hasta que murió.
Siempre estuvo atendido por Leocadia, pero el pintor no le dejo nada.
Trasladaron sus restos años más tarde de Burdeos a Madrid, sin cráneo.
Fue víctima, además de malaria y sífilis y del Síndrome de Susac.
Desde muy temprana edad, éstos males le acarrearon trastornos severos en concentración, estabilidad emocional y física.
La Pintura Negra: El Perro, nos muestra un Goya nostálgico, en soledad y enfermo. Este mural de la Quinta el Sordo, expresa monumentalmente su vida y la de la Humanidad, en donde el agujero es su refugio y así mismo, su muerte inevitable. Siempre los perros nos causan ternura, simpatía y hospitalidad, en este caso, hay un profundo sentimiento interior de describir un largo poema sin escribir, sin recitar, sin leer.
El perro se caracteriza por su inteligencia, olfato, fidelidad, pero violencia ante un desconocido, sin duda éste Perro de Goya, nos canaliza a un túnel sin ocaso, en donde el fondo amarillo, con pinceladas sueltas y deshilachadas, nos llena de fuerza expresiva apoyada con colores pardos, ocres y negruzcos, contrastada con luces-sombras muy acusadas, es siniestro y sórdido en donde el sombrío de la eternidad esta perdida.
Goya en sus últimos días de su vida se quedo solo, sin amigos, llevándole a un mundo de introspección interna profunda volviendo sus memorias a los años de la Inquisición, en donde fue procesado por sus obras Los Caprichos, siendo además testigo de los horrores de la Guerra de la Revolución Francesa, y ya cargado con 82 años, no tenía nada que perder y si en cambio reflejar la vida misma desde su punto de vista más brutal y real, que el mismo Perro que se hunde en la arena de su miseria.
Artista: Goya
Nombre: Pinturas Negras. El Perro hundido
Técnica: Técnica óleo sobre yeso, posterior revoco a lienzo.
Medidas: 131 x 79 cm suporte, revoco a lienzo
Año: 1823
Provenance: Museo del Prado
Francisco de Goya Los Caprichos: De que mal morirá
Los Caprichos, De que mal morirá (40), esta cartón nos muestra a un asno analizando a un hombre tumbado, parece que esta muerto o se esta muriendo.
Goya, que casi se muere entre 1819 y 1820 de una enfermedad diferente a la que tuvo en 1792, fue atendido por su médico y amigo el doctor Arrieta al que Goya le dedica un retrato con una larga dedicatoria que dice:
“Goya agradecido a su amigo Arrieta: por el acierto y esmero con qué le salvó la vida en su aguda y peligrosa enfermedad, padecida a fines de 1819 a los setenta y tres años de edad. Lo pintó en 1820”.
Arrieta era especialista en peste bucólica y fiebre amarilla, pero no se conoce que enfermedad exacta tuvo Goya, aunque está documentada una epidemia de “peste” en esas fechas, que se le conocía como fiebre amarilla. Es la primera vez que Goya refleja a un médico con respeto y devoción, no cómo los asnos matasanos incompetentes de los Caprichos.
Goya en sus períodos de enfermedad, no sabe que le sucede su cabeza no estaba en sus hombros, tuvo dolores abdominales crónicos pasando alrededor dos o más meses en cama, perdió la vista y le zumbaba terriblemente la cabeza, perdió movilidad en su cuerpo, sufriendo parálisis.
Por lo que comentan en la correspondencia analizada entre 1787 hasta 1794, Goya tuvo a los 46 años de edad una enfermedad de inicio sub-aguda, curso progresivo de 3 meses, con sintomatología abdominal y neurológica de cefalea, vértigo, tinnitus, ataxia y alteraciones visuales, no claramente definida y dudosa déficit motor. Nos encontramos, luego entonces con éste análisis clínico que arrojó cómo secuelas definitivas sordera bilateral.
Se presupone que Goya se haya absoluta y algunas veces impedido de pintar, por tan delicado estado de salud; debido a resultas de que se presento gravemente accidentes que le impidieron movilidad y equilibrio. Dichos rumores e información como ésta, podían haber perjudicado su carrera. Por ello, en cuanto se pudo mantener de pue, se esforzó en convencer a los civiles artísticos de Madrid de que sus cualidades como pintor no habían desaparecido.
En éste período pinta doce cuadros de los cuales:
1. 3 representan desastres 2.Uno escena de cómicos 3.Interior de una cárcel 4. Patio de manicomio 5. Y los 6 restantes corridas de toros.
Es evidente en esta serie como en De que mal morirá es que cambia de estilo pictórico. Pasa de un estilo luminoso, con composiciones bucólicas y una gran dominio del color, a una temática oscura de desastres, cárceles y manicomios.
Artista: Francisco de Goya
Nombre: Goya y su médico Arrieta
Técnica: óleo sobre tela
Medidas: 117 x 79 cm
Año: 1820
Provenance: Minnepolis. Institute of the Arts.
Artista: Francisco de Goya
Nombre: Los Caprichos, De que mal morirá (40)
Técnica: Aguafuerte, punta seca, cincel japonés, aguanta bruñida, soporte papel marfil
Medidas: 214 x 306 mm
Año: 1797-1799
Provenance: Museo del Prado
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