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Writer's pictureMagazine

1000 Obras de la Humanidad. Ana Mendieta

Updated: Sep 12, 2019

Ana Mendieta fue una artista conceptual, escultora, pintora y video-artista nacida en Cuba y criada en Estados Unidos. Es especialmente reconocida por sus obras de arte y performances en el marco del land art (arte terrestre). Llegó a Estados Unidos como refugiada en 1961 cuando tenía 12 años a través de la Operación Peter Pan ( Fue una operación coordinada entre el Gobierno de los Estados Unidos, la Iglesia Católica y los cubanos que se encontraban en exilio, por la cual más de 14,000 niños y niñas fueron llevados de Cuba a Estados Unidos. La operación fue diseñada para transportar a los niños de padres cubanos preocupados con nuevas ideologías que se promovían en el gobierno cubano conociendo lo sucedido con los „niños de Rusia“, enviados por la Segunda República Española a la Unión Soviética, fue la información de la existencia de escuelas especiales que junto al Ejercito Rebelde adoctrinaban a los mismos a estos nuevas tendencias, existiendo un añadido a todo esto, la implantación de un sistema comunista en Cuba).

Ana Mendieta regreso en varias ocasiones a Cuba para recuperar sus raíces.

También viajó por México y Europa.

Desde su primera exposición individual en 1971 cuando estudiaba en la Universidad de Iowas hasta su muerte creó diversas colecciones de trabajos que incluyeron siluetas de su cuerpo creadas en barro, tierra, rocas, flores silvestres y hojas. Elaboró performances que evocaban las tradiciones populares centrándose con frecuencia en la práctica de santería.

La santería, culto lucumí, amigo mio, es el culto propio de los afro-cubanos, cuyos antepasados fueron esclavizados durante la época colonial. Formaba parte del grupo de religiones afroamericana cuyas creencias derivan directamente de la cultura y la religión yoruba,, que en Cuba se sincronizaron conjuntamente con el cristianismo católico implantado por la Monarquía hispánica.

Se le denominó despectivamente „santería“ por los españoles para burlarse de la aparente devoción excesiva que mostraban los seguidores a sus santos.

Ana Mendieta en sus piezas utilizaba a veces sangre „como elemento mágico y poderoso“ que evocaba el poder de la sexualidad femenina y el horror de la violencia sexual masculina. En sus fotografías autorretrato distorsionaba sus rasgos en vidrio, se imaginaba a sí misma goteando en sangre o disfrazada de hombre pegándose vello facial.

En 1973, consternada por la brutal violación y asesinato de Sara Otten, una estudiante de enfermería de la Universidad de Iowa, Mendieta se untó con sangre y se ató a una mesa, invitando a la audiencia a dar testimonio del asesinato y violación de Ottens.

Ana Mendieta nació en La Habana en una prominente familia de la política y la sociedad cubana, aun así creció en un ambiente de clase media. Su bisabuelo fue un general en la lucha por la independencia de Cuba frente a los españoles; llegando a incendiar su propia plantación de azúcar para evitar que los españoles pudieran beneficiarse.

Su padre luchó contra Fulgencio Batista, dictador, y fue inicialmente partidario de Fidel Castro. Pero el puesto e importancia de la religión en la entonces Cuba era de suma importancia, tan allegada estaba, que el padre de Ana fue nombrado asistente en el Ministerio de Estado post-revolucionario en 1959, pero a causa de sus convicciones católicas, desilusionado con el anticatolicismo de la Nueva Cuba renunció a dicho cargo, involucrando se más tarde en la organización de actividades contrarrevolucionarias.

Temiendo por la seguridad de sus hijas, en 1961, ambas Ana y Raquel, fueron enviadas a Estados Unidos. Ana tenía 12 años cuando aterrizo en el aeropuerto de Miami el 11 de septiembre y su hermana Raquel 14. Muchas de las familias de los niños involucrados en la Operación, tenían familia en Estados Unidos pero Ana y su hermana no. Pasando muchas semanas en campamentos de refugiados hasta que fueron trasladadas a Iowa.

Ana Mendieta pasó seis años entre hogares de acogida e iglesias-vivienda hasta que volvieron a reunirse con su familia.

En esta etapa las palizas y la vivencia de la discriminación racial en el oeste-medio de Estados Unidos eran las experiencias frecuentes en todos los habitantes de la región, son aquellos movimientos civiles de los años 60, en el que las vivencias de Ana se plasma en su memoria y comenzará a sensibilizarse del desplazamiento de su persona.

La separación de su padre es determinante, volviendo a verle 18 años más tarde ya que fue encarcelado en Cuba por deslealtad a Castro, por su participación en la operación de la Invasión de Bahía de Cochinos. ( en 1961 por algunos cubanos apoyados por Estados Unidos invaden Cuba intentando formar un gobierno provisional)

La historia de Ana Mendieta es una historia abrumadora, la cual utiliza para volcar y crear su arte, transmitiendo esa confrontación con la discriminación, el rechazo, las palizas y violaciones, no solo de género sino de etnia, religión, costumbres, razas, lenguaje.

En un período de sus estudios se encuentra con nuevas técnicas de aprendizaje interdisciplinarias de arte -donde se animaba al alumnado a ir más allá de los límites tradicionales de la pintura, el grabado o la escultura a campos emergentes como el video o el arte conceptual.

Según explicó Mendieta más tarde, en 1985 durante una conversación con Joan Marther:

„El punto de inflexión en mi arte fue en 1972 cuando me di cuenta de que mis pinturas no eran lo suficientemente reales para lo que quería que las imágenes transmitieran, y por real quiero decir que quería que mis imágenes tuvieran poder, que fueran mágicas.“

En 1972 creó su primer trabajo cuerpo-tierra Grass on Woman seguido de Death of a Chicken realizado en el estudio Intermedia de la universidad. Fue Hans Breder quien introdujo México en la vida de Mendieta, en un viaje de estudios a los sitios arqueológicos de Oaxaca donde la artista desarrolló un sentido reverencia por el espacio sagrado describiendo su experiencia „como volver a la fuente, pudiendo obtener algo de magia con solo estar allí“

México se convirtió en algo así como su lugar de acogida y fueron los primeros viajes a este país el punto de inspiración para su serie „Silueta“ en el que invirtió siete años de su vida.

En 1973 realizó una performance en su propio departamento, presentándose a sí misma como la víctima, untada con sangre y atada a una mesa, invitando a sus compañeros y compañeras al apartamento para „presenciar“ la escena del crimen. Estaba inspirada en la memoria de Sara Ann Otten, una estudiante de enfermería de apenas 20 años de la Universidad

De Iowa violada y asesinada. Su cuerpo fue encontrado en un dormitorio una noche durante las vacaciones de primavera, había sido salvajemente golpeada y ahogada hasta la muerte. Ottens fue el primer asesinato que tuvo lugar en el campus de la Universidad de Iowa en sus 126 años de historia.

Ana Mendieta empezó a experimentar con los elementos que impregnaron el arte popular de la década de los 70 con el: Feminismo, Performance, Arte de la Tierra, Video, Instalación, con el énfasis en el proceso y el cuerpo y la relación entre el trabajo artístico y el espectador. Tiempos en los que el arte incorpora el activismo social de los movimientos de derechos civiles y el feminismo.

Al incorporarse al círculo femenino en los estados unidos tuvo la ocasión de conocer y entablar amistad con mujeres de aquella época con la misma idiosincracia, ya que ellas no tenían una agenda ni una forma de pensar unificada, pero si en cambio querían todo lo que los hombres tenían en el mundo del arte: Reconocimiento.

Nancy Spero le presento a Carl Andre, fue un escultor y poeta estadounidense, figura prominente dentro del movimiento conocido minimalismo, con él se casó en 1985.

En la A.I.R. Gallery se sumó al Grupo de Trabajo sobre Discriminación contra las mujeres en artistas minoritarios: una Exposición de Mujeres Artistas del Tercer Mundo de los Estados Unidos, celebrada en en la A.I.R. Gallery en 1980.

Ana Mendieta en la obra „Silueta“ fue analista de su obra, activa en los círculos de arte feminista.

Cuando comenzó con su obra „Silueta“ en la década de 1970, fue una de los muchos artistas que experimentó con géneros emergentes como Land Art, Body Art y Performance.

Posiblemente Ana Mendieta haya sido la primera persona en combinar dichos géneros, creando uno nuevo, al que bautizó como esculturas „earth-body“. A menudo, utilizó su propio cuerpo desnudo para explorar y conectarse con la Tierra, cómo se ve en su obra Imagen de Yagui, de la serie Silueta en México, 1973-1977.

La primera vez que Mendieta utilizó sangre fue en 1972, cuando creó la obra Sin título (Muerte de un pollo), en la cual estaba su cuerpo desnudo delante de una pared blanca sosteniendo por sus pies un pollo recién decapitado con sangre salpicada en su cuerpo desnudo.

Analizando el concepto artístico de „Silueta“, Mendieta basa esta obra en la Santería, y su conexión con Cuba, lo cual es columna vertebral de esta serie, que consiste en diversas trabajos, que cruza las fronteras de la performances, el cine, y la fotografía. Abordando la Santeria, la sangre y la pólvora.

Mendieta explora su relación con el lugar, así como una relación mayor con la Madre Tierra o la figura de la „Gran Diosa“ .

Los años setenta marcaron un punto de inflexión en el movimiento feminista. Una nueva generación irrumpió en la vida pública para dar la vuelta al mundo y sacudir el orden simbólico establecido a través de múltiples prácticas y representaciones culturales. El arte que surgió entonces fue rompedor, tanto por el uso de los lenguajes y las formas como por su desafío de las construcciones de género, la reivindicación del derecho sobre el propio cuerpo y la denuncia de las violencias machistas, o el descubrimiento crucial de que lo personal también es político.

La explosión de la libertad y creatividad del feminismo de los setenta ha sido una fuente de inspiración constante para los feminismos actuales, que han estallado en una riqueza y pluralidad sin precedentes, pero también para muchos otros movimientos de emancipación colectiva. „¡Feminismo“! Quiere reivindicar la aportación capital de las luchas por la igualdad y la diversidad de los feminismos que han cambiado definitivamente nuestra manera de entender el mundo.


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