Chaac
Fin de Ciel
Repasando la veneración de los dioses de la Humanidad, podemos sorprendernos por el enorme abanico de posibilidades que ofrece la preocupación de entender el porqué de las cosas, y de nuestros orígenes, recorriendo esa brecha de sorpresas en forma y tiempo determinado observaremos el formidable legado del Postclásico en la Península de Yucatán y Centroamérica arrojando enigmáticas y valiosas apreciaciones.
Por más de 3 500 años.
Cultura, arte, religión, sociedad jerarquizada son para quien echa un vistazo a ellas un tesoro dentro y hacia arriba del Xibalba; por ello, la presencia de la contemporaneidad, que magnifica con sus formas e ideales esas representaciones. El artista delimita la obra con líneas y contrastes bien manipulados, seguros del trato en la materia adorando como él mismo dios a la fertilidad que lo representa.
Dentro de las aspiraciones del hombre cosmogónico el poder entender a los dioses ancestrales deberá manejar con destreza la conservación del mensaje de Chaac, ensalzando y recreando la obra de forma magnificencia absolutista.
En el postimpresionismo o el New Media el artista imita, choca sacude y hasta es intolerante con él mismo y con lo que le rodea, mofándose de esa unión Padre, Hijo y Espíritu Santo entre latas de Sopas y Tiburones deshidratados.
Dedica horas de su extravagancia para simular un mundo perfecto dentro de la imperfección, recrear la naturaleza, ¡Imposible!
El hombre contemporáneo aprenderá nuevamente a someterse a la naturaleza, ya que ella es la dirigente de la existencia misma en donde se percatará desde ese primer momento cuando al abrir sus ojos quedará estigmatizado por las maravillas de este mundo.
Se tiene derecho a la vida, sí, cuando se esta vivo.
Los transformaciones de éste dios son múltiples dentro ese bagaje cultural, para ser repasados desde muchas aristas, la mitología juega un papel determinante para la creación de Chaac, la patina del tiempo cuya vejez es cubierta con un turbante, rematada con un hacha se expone al ojo humano precisando lo heráldico del dios.
Fue él, el mas importante dentro de la cultura de culturas.
Evoluciono pacientemente, fascinando por su belleza, recreada en época de paz, bonanza o disturbio , llegando a lograr no obstante un equilibrio representativo con una tercera dimensión de gran alcance y preciosismo.
La contemporaneidad nos vuelca a detalles de enorme relevancia en donde el contenido en si es mayor que la forma, su significado simplista descubre abiertamente cuan la conquista, distante y desequilibrada fue, al considerar alejada la profundidad y la comunión con Dios.
Siendo él, el Mismo Agua.
El vaticinio de sequía pendía de su adoración.
Pueblos enteros ofrecen sacrificios, comparativamente opuestos al Redentor y Omnipresente.
¿ Quién no ha sacrificado comidas, ayunos, abstinencia para congraciarse con Él ?
Todos.
Luego entonces, ¿por qué el asombro de un ritual piramidal, para mantener la alegría a La Vida?
Debemos parecer ignorantes ante semejante significado que por demás valioso e insustituible es. Cada movimiento artístico orientando a diversas adoración dependen, de la Supremacía del Ser, desde lo más elevado hasta lo más insignificante e invaluable, de no ser así estaremos pagando cuentas a costes elevados por nuestra arrogancia.
Sobre estas líneas observamos el trabajo riguroso y excelso de la materia hecha realidad como una divinidad.
Aquellos infantes que sufrían del mal de la infancia cuya defensa es el llanto, precisamente, éstas almas eran elegidas para satisfacer el Purgatorio.
Seres apalancando ira, enojo y furia de más de Uno.
Nely L. Friedrich
7-mayo 2021
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