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Orgullo y Prejuicio vs. La Dama Joven



Siglos XVIII/ XIX / Image public domain


Orgullo y Prejuicios vs. La Dama Joven

El principal logro de Jane Austen es transmitir una perfecta imagen de la sociedad británica en el cambio de siglo, por debajo de las apariencias y los prejuicios. Describe de manera poética, inteligente e irónica las vidas de las jóvenes y la sociedad en la campiña inglesa del siglo XVIII, a través de una minuciosa caracterización psicológica y de comportamiento de los personajes. No obstante, no se hacen referencias en la trama a los dramáticos acontecimientos históricos de la época; entre otros, la revolución francesa o el inicio de las campañas napoleónicas. Sus novelas se basan en un punto estratégico de las mujeres: el matrimonio, desde principio a fin, adhiriendo un entorno seguro que será la burguesía agraria, de la cual perteneció, siendo luego entonces un contexto dentro de sus obra para no salir de él.

Escritora, ensayista de la época georgiana británica del 1715- 1817, figura determinante la cual empleaba para dotar su obra de ironía la cual daba esa comicidad única en sus novelas, ahora ésta considerada como un clásico de la novela inglesa, a la vez que su recepción va, incluso en la actualidad, más allá del interés académico, siendo sus obras leídas por un público más amplio.


La novela tilda al parece simple y llanamente un manuscrito que recorre la vida mundana de esa sociedad, sin advertir siquiera la gran miseria, la situación política, la económica, la enorme diferencia de clases y social de ese siglo.

El tema central de la obra es el matrimonio, que es la decisión más importante que las hermanas Bennet van a tener que tomar. El peligro está en elegir mal, por inmadurez o por falta de disciplina afectiva. Al final, tres de las cinco hermanas se han casado después de elegir pareja valorando el amor, la seguridad económica y las afinidades. Ese interés, que desde la primera página se revela, solo se logra al final después de verse retrasado por muchas tramas y malentendidos, debido principalmente al orgullo y el prejuicio.

Esta novela ha mantenido el interés de los lectores con el transcurso del tiempo, aunque desde que se publicó se han producido, algunos cambios:

  • Temáticamente, en la medida en que ha desaparecido la dependencia legal y la subrayada desventaja de las mujeres, que veían reducida su perspectiva vital al matrimonio, sin poder desempeñar otro trabajo productivo e igualmente, no existir ese entorno de pequeña nobleza o gentry tan preocupada por determinadas formas sociales; la nobleza obligada que marca el libro de Austen subraya como la noblesse oblige, sugiere una ascendencia noble que limita el comportamiento honorable, cuando el privilegio implica la responsabilidad, es decir, ser un noble significaba que se tiene grandes responsabilidades sociales como el dirigir, administrar, cuidar y velar por los que dependían de el como noble. Uno no podía simplemente pasar el tiempo en actividades ociosas.


No obstante, a pesar del paso del tiempo, esta obra sigue leyéndose, con una modernidad sorprendente. Quizá sea porque la autora, lejos de la tradición literaria de su época, satisface mejor que otros autores algunas de las eternas exigencias del lector:

  • El tópico de una historia de amor con crisis y un final feliz en un entorno de figuras muy contrastadas. Los personajes son fácilmente reconocibles: la madre casamentera, el clérigo adulador, la gran dama dominante Catherine de Bourgh, la joven alegre e inteligente que se casa con el aristócrata altanero pero de buen corazón, la frívola y desenfada hermana que huye con el amor de su vida, o la “Pobre Clara” que se queda a vestir santos cuidando de la impertinente madre. Provoca la autora la mueca del lector de cuando en cuando por arbitrariedades o desaires de la madre o en cambio, la tolerante indulgencia del padre, egoísta, superficial con su entorno, encapsulado en su yo y él.

  • Una composición que desarrolla hábilmente las líneas de la trama sin dejar cabos sueltos al lector. La novela tiene una estructura de precisión clásica, los episodios se definen por su realismo y se regulan según la función que cumplen en la narración entendida como un todo. Austen no pierde detalle otorgando fin a todo relato comenzado.

  • Un estilo que no aburre al lector con minuciosas descripciones de apariencias, ropas o muebles, muy de autores volcados en el naturalismo de la época. Ya la misma frase inicial entra en materia, en el asunto central. Además, la obra es en su mayor parte dialogada, lo que le da mayor interés. Austen lleva de la mano al lector manejando el suspense, entre Lizzy y Darcy, no dejando retirada a Jane con Bingley, a sabiendas de las ideas vanguardistas de emancipación de la autora, el final feliz es sencillamente de sorprender.

  • Un valor constante como sátira social, que nos entretiene con figuras cómicas, con muchas ironías y diálogos hostiles. La ironía y el humor son dos de los rasgos más destacados de su estilo. Su primera frase ya es irónica: «Es una verdad universalmente conocida que un hombre soltero...». Es una afirmación doblemente irónica, que ridiculiza tanto a quienes enuncian verdades universales como a las madres cazayernos

  • La novela tiene un valor añadido. Es un manual de instrucciones sobre las charlas sociales aparentemente intrascendentes y frívolas de la época, además de las formas educadas de comportamiento social de finales del siglo XVIII y principios del XIX. A través de estos comportamientos superficiales, las heroínas deben captar los sentimientos que subyacen (presunción, envidia y celos). Las hermanas Bennet y su amiga Charlotte se encuentran en un momento trascendental de sus jóvenes vidas: la elección de un compañero adecuado, cuando aún no están condicionadas por la edad. Jane Austen escribió, por tanto, un drama sobre la trabajosa interpretación del mundo en el que vive.

Un análisis de la situación de la crítica actual sobre Orgullo y prejuicio y Jane Austen, es de llamar la atención, debido algunos aspectos que no hace mucho tiempo fueron determinantes para ser apta para el matrimonio, es decir, una dote por ejemplo, posición social de ambos, adaptación a una mejora por parte de ella, más no de él. Subrayando en unos de los párrafos, cuando Elizabeth comunica a su padre el compromiso don Darcy, éste asevera que le preocupa este enlace debido al carácter de ella, al punto de vista que ella no viera como superior a su esposo. En la actual sociedad muchos de estos temas están ya mas que saldados o refundidos en un sótano, predicando esa emancipación de las mujeres muy a voz en cuello.


Jane Austen, por lo tanto, nos hace un regalo descriptivo extraordinario, de esa noblesse oblige con pinceladas de ridiculez, ufanismo absurdo de entre muchos comentarios descritos por todos los personajes de la feliz novela….así, podemos cerrar nuestra descripción:


…..y fueron feliz para siempre……..


Hay un enlace paralelo en este ensayo entre la inglesa Austen y la española Pardo a pesar de la frontera existente que son 34 años, suficientes para la aristócrata hispana otorgando coyuntura para repasar la época georgiana, así la primera analiza el matrimonio como única iniciativa femenina para subsistir, mientras que la segunda rompe vínculos con ese deber ser....


La Dama Joven, dicese que es una novela corta, la compilación de la misma, podrían más encajar en cuentos, es decir, relatos del día a día que la misma autora vivió a finales del siglo XVIII.


Emilia Pardo Bazán, poetisa, periodista, dramaturga, aristócrata, traductora, catedrática además la primer mujer socia del Ateneo en 1905, nos introduce al Naturalismo en España, con esa tendencia de narrador omnisciente, destaca cada párrafo con observaciones preciosistas, del entorno.


Para nuestro entender era una excelente observadora y analítica del mismo, de no haberlo sido, el revuelo del vocabulario de jerga del populacho y de la región , bien conocido por ella, no hubiera marcado tan determinante cada uno de sus cuentos.


Dicese también que fue percusor con sus ideas de los derechos y oportunidades de la mujer, muestra en sus relatos la situación de éstas a quien ella defendía reclamando acceso a todos ellos.

Emilia Pardo, en efecto, nota interesante para nuestro recorrido con la autora, por demás revolucionaria en sus ideales y personalidad, dicese que su naturalismo bebe parcialmente de las teorías tardodecimonónicas de herencia racial y atavismo racial. Además con una matriz ideológica católica albergó convicciones antisemitas que le hicieron denigrar tanto a sefarditas como a azkenazíes, tratando de justificar el antisemitismo Dreyfuss.


La objetividad fundamental es tanto bien marcada en lo sublime como en lo vulgar, Pardo lo desarrolla como contraparte del Romanticismo además con el determinismo de la época, subrayando con sátira y denuncia social cada situación que describía.


La verdad de entre lo feo y lo bello lo descubre sin tapujo alguno haciendo realmente honor al Naturalismo que ella profeso.


Todos los relatos, sorprenden con un final incoherente, para ello el marco de referencia en el desarrollo de la obra, maneje el vanguardismo en la estructura, siendo de difícil digestión, se necesitan dos que tres tragos de aguardiente para finalmente enredarte en la trama, dando vuelta a la métrica, que para ello no es precisa, y además las reglas gramaticales no las recuerda o no le interesan, ya que en el repaso de cada historia tienes que suspirar para continuar su entendimiento.


Así subrayamos que el lenguaje que utiliza Pardo es la jerga y el habla regional del lugar, los academismos de rigor para ella no existen, convirtiendo su obra en algo nuevo por descubrir y claro ésta tampoco olvidar.



Jane Austen / Image public domain







Emilia Pardo Bazán / Image public domain












Nely L. Friedrich

20-07-22

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