1000 Obras de la Humanidad. Día de Muertos
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- Oct 2
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El Día de Muertos y La Catrina: Símbolos, Historia y Tradiciones Regionales

Introducción
El Día de Muertos, celebrado en México los días 1 y 2 de noviembre, es una conmemoración profundamente arraigada en la cosmovisión mesoamericana, en la cual se honra a los difuntos mediante rituales que simbolizan el vínculo inquebrantable entre la vida y la muerte. Esta festividad, reconocida por la UNESCO como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad, combina elementos de las tradiciones indígenas y la religión católica, configurando una práctica única en el mundo.
Entre los símbolos más representativos del Día de Muertos se encuentra La Catrina, figura que encarna la crítica social, el sincretismo cultural y la resignificación de la muerte en el imaginario colectivo mexicano. Este ensayo examina el origen y evolución de La Catrina, así como diversas manifestaciones regionales de esta festividad, destacando elementos como el cempasúchil y el xoloitzcuintle, piezas clave en el ritual funerario mesoamericano.
1. El Día de Muertos: Origen y elementos principales
El Día de Muertos tiene sus raíces en las civilizaciones mesoamericanas, las cuales concebían la muerte no como un final, sino como parte de un ciclo vital. Tras la llegada de los conquistadores españoles, los rituales indígenas se fusionaron con las celebraciones católicas del Día de Todos los Santos y el Día de los Fieles Difuntos, dando lugar a la festividad que actualmente se celebra en todo el país.
Uno de los elementos centrales es la elaboración de altares u ofrendas, que incluyen fotografías, alimentos predilectos de los difuntos, velas, incienso de copal, sal, objetos personales y flores de cempasúchil. Estos altares cumplen una doble función: honrar la memoria del difunto y facilitar su tránsito espiritual de regreso al mundo de los vivos durante estas fechas.
2. La Catrina: Origen, simbolismo y resignificación
La figura de La Catrina fue concebida originalmente por el grabador mexicano José Guadalupe Posada, quien en 1912 publicó una ilustración titulada La Calavera Garbancera. Esta imagen retrata una calavera adornada con un sombrero de estilo europeo, sin ropa ni cuerpo, en una clara sátira a quienes, a pesar de su origen indígena, pretendían aparentar pertenencia a las clases altas adoptando costumbres extranjeras.
Posada utilizó este recurso gráfico como una crítica social durante el porfiriato, en un contexto de creciente desigualdad social y exaltación del europeísmo. La figura adquirió notoriedad cuando el pintor Diego Rivera la incluyó en su mural Sueño de una tarde dominical en la Alameda Central (1947), dotándola de cuerpo completo y nombrándola "La Catrina". El término proviene de “catrín”, vocablo utilizado para describir a un hombre elegante de clase alta, y por extensión, a su contraparte femenina.
Actualmente, La Catrina se ha convertido en un símbolo popular del Día de Muertos, representando no solo la muerte, sino la igualdad ante ella, independientemente del estatus social.
3. Expresiones regionales del Día de Muertos
Aunque el Día de Muertos se celebra en todo el país, existen variantes locales que enriquecen su significado. A continuación, se describen tres de las más destacadas:
3.1. Pomuch, Campeche
En esta comunidad, se conserva una práctica ancestral que consiste en exhumar los restos de los difuntos tres años después de su entierro para limpiarlos y colocarlos en cajas decoradas. Este ritual se repite anualmente, como muestra de respeto y continuidad del vínculo con el ser querido. Los nichos se decoran con colores vivos y telas bordadas, reproduciendo el entorno del difunto en vida. La limpieza, que se realiza de forma ritualizada, refleja una concepción activa de la memoria y el cuidado del cuerpo aún después de la muerte.
3.2. Mérida, Yucatán
En la capital yucateca se celebra el Festival de las Ánimas, que tiene su origen en el Hanal Pixán (“comida de las almas”), una tradición maya que implica el regreso de los difuntos para convivir simbólicamente con sus familias. El festival incluye visitas guiadas al cementerio, exposiciones culturales y un desfile conocido como el Paseo de las Ánimas, que recorre el Cementerio General hasta el Arco de San Juan. Las ofrendas se colocan en altares monumentales que integran elementos indígenas y católicos.
3.3. Malinalco, Estado de México
En este Pueblo Mágico, las ofrendas están dedicadas principalmente a los llamados “nuevos difuntos”, es decir, aquellos fallecidos en el último año. Las familias recrean las actividades y oficios que los difuntos desempeñaban en vida: si era profesor, se incluyen libros y pizarras; si era médico, instrumental quirúrgico. De este modo, el altar se convierte en una representación simbólica de la identidad y trayectoria del ser recordado.
4. Elementos simbólicos tradicionales
4.1. El cempasúchil
La flor de cempasúchil (Tagetes erecta), cuyo nombre proviene del náhuatl cempohualxochitl (“flor de veinte pétalos”), es uno de los emblemas más representativos del Día de Muertos. Su color intenso y su aroma se consideran guías para que las almas encuentren su camino de regreso. Según una leyenda mexica, la flor nació del amor eterno entre dos jóvenes, Xóchitl y Huitzilin, transformados por el dios Tonatiuh en flor y colibrí, respectivamente.
4.2. El xoloitzcuintle
El xoloitzcuintle, perro originario de México y de gran antigüedad, desempeñaba un papel crucial en las creencias mesoamericanas como guía de las almas hacia el Mictlán, el inframundo mexica. Se creía que el comportamiento del difunto en vida determinaba si el perro lo acompañaría. Solo aquellos que habían tratado con respeto a los animales eran dignos de cruzar con éxito el umbral entre el mundo de los vivos y el de los muertos.
Conclusión
El Día de Muertos representa una de las expresiones culturales más complejas y significativas de México. A través de sus símbolos —como La Catrina, el cempasúchil y el xoloitzcuintle— y sus múltiples variantes regionales, esta festividad expresa no solo el respeto hacia los antepasados, sino también una concepción de la muerte como parte natural del ciclo vital.
Comprender el trasfondo histórico y cultural de estas prácticas permite valorar la riqueza del patrimonio intangible mexicano y su vigencia como medio de resistencia simbólica, memoria colectiva y reafirmación identitaria.
Nely L. Friedrich
2-octubre-2025

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